La crianza de nuestros hijos implica tomar muchísimas decisiones y en ocasiones aceptar las condiciones que no están en nuestras manos: fórmula o lactancia, colecho o cuna, nacimiento humanizado o bajo protocolos de hospital, guardería o quedarse en casa, etc. ¡Cuantas grandes decisiones! Pero saben, estoy convencida que la suma de las pequeñas decisiones son igual de importantes y trascendentales para el desarrollo del potencial de nuestros hijos. Estas pequeñas decisiones pueden ser la clave para reparar alguna decisión de la que pudimos llegar a sentir culpa o para potenciar todas las elecciones hechas desde el corazón y la información.