Para celebrar el primer año de mi hija, el papá y yo queríamos hacer algo sencillo pero memorable. El tema de la fiesta fue: “Mi primer vuelta al sol”. La decoración y los detalles fueron en tonos amarillos, hubo música rica y bocadillos lindos. Antes de partir el pastel hicimos un ritual muy emotivo.
Empecemos con un ejemplo. Si se te pierde un objeto y quieres que alguien más te ayude a buscarlo lo primero que tienes que hacer es describir el objeto. Pues en la búsqueda del amor a algunos adultos les pasa algo parecido; si en la infancia no se tuvo una experiencia y referencia positiva del amor será complicado encontrarlo después en la vida adulta. Se corre el riesgo de no reconocer al amor y confundirlo constantemente.
Los niños no vienen con instrucciones pero hoy gozamos la fortuna de vivir en la época con más información y disponibilidad de herramientas. Así que no hay pretexto para seguir con ciertas prácticas de crianza de la vieja escuela.
No quiero celebrar solo una noche de paz al año, quiero que mi hija viva en un mundo de paz todos sus años.
La historia de mi vida tiene su primera división ubicada antes y después del momento exacto en que parí. Porque el parto es partir; partir a un nuevo camino, partir la vida en antes y después.