Guerra de mamás

Guerra de mamás

A las mujeres que han tomado partido en la absurda guerra entre mamás y a las que se han sentido atacadas u ofendidas a causa del bando que injustamente les tocó, quiero compartirles mi sentir; el verdadero enemigo no somos nosotras.

La lucha no debería ser entre las mamás que dan leche materna VS las que dan fórmula, o las que se quedan en casa VS las que salen a trabajar, ni siquiera deberían existir los bandos cesárea VS parto. Estamos errando nuestros esfuerzos.

Continuamente hacemos juicios y señalamientos injustos pues en muchos casos las decisiones no dependen de los deseos de las madres. Las madres deberíamos unirnos para exigir condiciones que nos permitan tomar decisiones informadas y no decisiones orilladas u obligadas por las circunstancias.

Si una madre con todos los recursos de información y asistencia profesional decide dar fórmula yo la apoyo, muchas veces lo que es mejor para el bebé no lo es para la mamá.  ¿Pero, qué hay de las madres que anhelaban amamantar pero no pudieron iniciar la lactancia o no pudieron continuar el tiempo que ellas hubieran querido?

La industria de la fórmula se ha encargado de infiltrar sus oscuros intereses en las consultas médicas, en los congresos de medicina, en la cultura de consumo y en el estereotipo de la maternidad. También existe una poca o nula preparación en lactancia materna en las carreras como pediatría o ginecología. Estos son algunos de los verdaderos enemigos en el tema de lactancia, la verdadera lucha debería ser las madres VS la industria de la leche en polvo y el sistema sanitario:

Por la mamá que tuvo que terminar su lactancia a causa de una mastitis mal atendida.

Por el bebé al que no le permitieron el contacto inmediato con su madre al nacer y no pudo aprovechar la ventana de oportunidad para aprender a mamar.

Por la asesoría que se merecía y no pudo obtener la madre que abandonó su lactancia a causa del profundo dolor causado por las grietas en sus pezones. 

Por la incompetencia del personal sanitario que tantas lactancias ha finalizado injustificadamente: tu leche ya no lo nutre… a tu bebé no le cae bien tu leche… por tu enfermedad debes destetar…

Por la madre que tenía problemas con su producción y el médico le recetó fórmula en vez de atender el origen del problema y salvaguardar la lactancia.

Solo unidas podremos exigir la atención por parte de personal preparado y calificado en el tema y promover grupos de apoyo y asesoras expertas en lactancia materna.

Ahora pensemos en el dilema quedarse en casa o salir a trabajar, nada vamos a ganar si nos centramos en criticar a las madres que toman estas decisiones. Aquí los enemigos a reformar son las leyes laborales que no protegen las necesidades de los bebés. La madre y el padre deberían tener derecho a un permiso de paternidad mucho mayor.

Recordemos que los seres humanos somos los mamíferos que más desvalidos nacemos, la naturaleza decidió que naciéramos antes de tiempo, pues nuestros grandes y desarrollados cerebros no cabrían por el canal de parto si esperáramos a estar tan listos como los potrillos que corren libres al poco tiempo de nacidos. No, el bebé humano necesita otros nueve meses fuera del útero para terminar de gestarse en los brazos de sus seres queridos. Los países más desarrollados como Finlandia, conocen lo trascendental de la primera etapa de la infancia en el futuro de su sociedad y basan sus leyes laborales en esta premisa. Así que basta de criticar y luchemos por mejores condiciones para compaginar la crianza y el trabajo.

Clasificar a las madres en parto VS cesárea es minimizar un problema enorme del que poco conocemos los alcances. Aquí está en juego el cómo y no la vía. Por la vagina o a través de una incisión, lo más importante es la calidad del acompañamiento a la madre y la calidez del recibimiento del bebé. Una vez más, la guerra no es entre nosotras, en este caso es contra la deshumanización de la medicina. (Te invito con todo mi corazón a leer mi post Gestar la paz para seguir poniendo en la mesa este tema tan crucial en el futuro de la sociedad).

Comprendo que muchas mujeres aún están viviendo el duelo de decisiones que no estuvieron en sus manos, entiendo que no quieren saber más del tema porque aún no están listas. Si las cosas no salieron como tú esperabas no dejes de apoyar la normalización y promoción de la lactancia materna, de luchar por nacimientos respetados y exigir reformas laborales. Tu hermana o tu amiga pueden necesitar este apoyo. Arrebatémosle a la industria y al sistema nuestras maternidades, llenémonos de información, empoderamiento y empatía.

Dejemos de juzgar las decisiones de una madre sin antes comprender el contexto en el que se llevaron a cabo. La maternidad ya es por si misma abrumadora como para tener que estar defendiéndonos y atacándonos. Encaucemos esa energía a la verdadera lucha.

Edición posterior respecto al post en Facebook

Siento mucho leer tantos comentarios de mamás que deseaban amamantar pero no pudieron, la mayoría de ellas por situaciones que eran prevenibles y tratables. En verdad lamento la falta de personal médico comprometido con la lactancia materna y de la poca cultura que existe sobre leche materna. Ustedes merecían ser acompañadas y apoyadas por un grupo o una asesora de lactancia materna.

A las madres que representan el pequeñísimo porcentaje donde la lactancia materna no es posible, por galactosemia, hipogalactia y otras condiciones médicas severas, les mando mi más grande abrazo.

Sigamos apoyando la normalización y promoción de la leche materna para que las próximas madres cuenten con las condiciones necesarias para amamantar. En algunos comentarios dicen: “cada quien es libre de decidir”, pero para decidir se necesitan opciones y muchas madres no las tuvieron. Tenemos muchos obstáculos: los intereses de la industria farmacéutica, el sistema sanitario, las leyes laborales… una apretada agenda para lograr maternar con las mejores condiciones. Así que empecemos la revolución entre nosotras, informándonos, empoderándonos y apoyándonos mutuamente.

¡Paz y amor a todas! 💕

 

Por Karla Zárate

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