El mundo de la paternidad y la maternidad está lleno de opiniones encontradas sobre qué es lo mejor para los niños. Es difícil ponernos de acuerdo, porque cada familia y cada niño son un sistema diferente con necesidades y situaciones particulares.
Desde mi punto de vista no hay un sólo modelo de crianza correcto. Lo importante es que el conjunto de prácticas de crianza que elijamos para nuestros niños esté basado en decisiones informadas, que como padres nos encontremos en las mejores condiciones personales para poder atender a nuestras intuiciones y sobretodo que en nuestras acciones siempre prevalezca el respeto a la integridad física y emocional del niño.
Muchos padres se pasan por el arco del triunfo los derechos de los niños y olvidan que su hijo es un ser humano. Se defienden de las críticas hacia su estilo de crianza argumentando que tienen derecho a hacer lo que quieran con sus hijos porque son suyos y están en su derecho a educarlos como ellos decidan.
Es tan grande la cantidad de padres que así piensan que se han vuelto cotidianas y socialmente aceptadas muchas prácticas de crianza que nada tienen que ver con los derechos del niño, por ejemplo ofrecer alimentos llenos de azúcares como base de la alimentación de los niños, recluir a los niños en la TV y otros aparatos en vez de permitirles jugar libremente, disciplinar con nalgadas y amenazas, entre otras.
Es importante revisar nuestro propio papel como padres ¿qué atropellos podremos estar cometiendo? Seamos valientes y busquemos las herramientas para brindarles la mejor infancia posible a nuestros niños.
Por Karla Zárate.
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