Tengo una especie de bloqueo que estoy trabajando. Lo entendí durante mi largo trabajo de parto pues me costó mucho conectar mi mente con mi cuerpo dador de vida. Al final me las apañé y logré parir pero dejé varios agujeros mentales expuestos. Hurgando en ellos he sido testigo de que el parto es una expresión de nuestra sexualidad.
Crecemos con la culpa de tocarnos. Durante la pubertad nos toca asegurarnos de que nadie se entere que tenemos la menstruación; una fuga en la falda del uniforme y nuestra identidad queda manchada de por vida. En la adolescencia cargamos con el peso de cumplir con el tipo de cuerpo avalado por la sociedad. Cada mes nos empastillamos para no sentir y poder trabajar, pero los viernes por la noche nos embriagamos para sentir y poder gozar. ¿Cómo pretendía con este panorama, llegar gloriosa a mi parto, si a mi y a muchas mujeres nos han distorsionado la sexualidad y la femineidad?
A las mujeres nos queda un gran camino que recorrer para parir felices, dejar de ser tachadas de locas desequilibradas y hacernos responsables de nuestros orgasmos. Para reinvindicar nuestra sexualidad el primer paso es abrazar y conocer una herramienta: la menstruación, mejor dicho, el ciclo menstrual.
El ciclo menstrual no se reduce a los días que sangramos, incluye e influencía todos nuestros días. Tal como la luna provoca las mareas, nuestro ciclo menstrual provoca cuatro facetas que vienen y van como en espiral en nuestra vida.
“La mujer tiene que hacer un gran esfuerzo para que la sociedad, la ciencia médica y las leyes acepten que su menstruación le hace experimentar un estado alterado de conciencia, con el handicap añadido de que lamentablemente ya no cuenta con ninguna estructura ni tradición que le ayude a comprender y utilizar esa conciencia de forma positiva. Es más: la visión lineal que tiene la sociedad acerca del tiempo y la realidad hace que a la mujer menstrualmente activa le resulte difícil darse cuenta de su cualidad cíclica, así como aceptar y aplicar este hecho en su vida”. -Miranda Gray, Luna Roja
¡Que alivio! No estamos locas, solo somos cíclicas y dentro de nosotras habitan cuatro mujeres que debemos potenciar. Si aprendemos a observarnos y conocernos a profundidad, podemos incluso, planear semanas productivas, aprovechar los periodos cuando estamos más creativas, disfrutar nuestra fase pasional o dejarnos llevar y disfrutar los días de instrospección. Nuestro ciclo menstrual es información poderosa.
Vamos todas a contemplarnos desde nuestros ciclos, a probar una copa menstrual, a llevar un registro de nuestras lunas y sus facetas, a hacer las paces con el cuerpo y con el portal de vida. En verdad, la vida te cambia cuando abrazas tu menstruación.
Para leer:
“Luna Roja” y “Momentos óptimos de la mujer” -Miranda Gray
“Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer” -Dra. Northrup
“Viaje al ciclo menstrual” -Anna Salvia
Blog para visitar:
Por Karla Zárate
Sígueme en:
Instagram @apuntesdemamá
Facebook Apuntes de Mamá
Twitter @apuntesdemamá