Amamantar en tiempos modernos

Amamantar en tiempos modernos

Mi hija cumplió su primer año y mi abuela llamó para felicitarnos, le conté de lo último que su nieta había aprendido y de lo contentas que seguíamos amamantando, asombrada preguntó -¿Le sigues dando pecho? A lo que contesté: –¡Claro! Y le seguiré dando, mínimo hasta los dos años como dice la UNICEF y la Organización Mundial de la Salud… Su respuesta fue: -¡Que moderna!

Y
sí, mi abuela tiene razón, amamantar es algo muy moderno, bueno al menos para mi, que me hice mamá en un país y en una época donde el biberón y la fórmula láctea son lo natural y lo normal.

Cuando estaba embarazada me enamoré de todos los beneficios que la leche materna tiene por lo que decidí, que definitivamente, iba a amamantar a mi bebé. Tenía tan clara mi decisión, que poco me informé sobre el proceso, no lo creí necesario, pensé que amamantar sería algo instintivo y espontáneo, que con tan sólo desearlo sucedería. -¡Que error más grande! Cuando tuve a mi bebé conmigo, alimentarla a través del pecho se convirtió en todo un desafío.

Tuvimos un parto que aunque respetado y humanizado, no fue suficiente para establecer exitosamente la lactancia durante la primera hora de vida de mi hija. Tengo lagunas mentales y borrosos los recuerdos por lo que no podría identificar qué originó el primero de varios problemas; mi hija no sabía ni quería succionar y yo no tenía idea de como ayudarla.

Ninguno de los profesionales de salud que nos atendieron durante el nacimiento de mi bebé fueron capaces de valorar y corregir el agarre, ninguno se preocupó de que ella y yo estableciéramos la lactancia antes de salir del hospital. Parece que las prioridades sanitarias consisten en mandar a todos los recién nacidos a casa con sus latas de fórmula.

Afortunadamente, el lado positivo de amamantar en tiempos modernos es el fácil acceso a contenidos actuales y confiables. Unos días antes del parto, tuve el acierto de comprar unos libros; “El arte femenino de Amamantar” de La Liga de la Leche Internacional y “Un regalo para toda la vida” de Carlos González. Estos libros junto con otras herramientas digitales como grupos de consulta profesional en Facebook, videos informativos de excelente contenido en YouTube y páginas web oficiales representaron mis manuales de supervivencia y el instructivo de mis pechos. La era de la información y el gran apoyo de mis seres queridos me ayudaron a superar el primero y el resto de mis problemas de lactancia.

Hoy mi lactancia va a medio camino, todavía me faltan retos que afrontar y gente que ignorar pero me atrevo a decir que me siento orgullosa y más empoderada que nunca. Este cuento de hadas de mi lactancia no tiene un final feliz, no me siento satisfecha, a menudo me da rabia e impotencia saber que muchos bebés no están recibiendo su leche materna por culpa de los tiempos modernos.

Tenemos a las madres que simplemente decidieron no amamantar o que se rindieron muy rápido. Que la leche materna sea lo mejor para el bebé no significa que siempre sea lo mejor para la mamá.

Después tenemos a las mujeres que sí querían amamantar pero sus intenciones fueron arruinadas por malas prácticas médicas y erróneas recomendaciones. Esas lactancias acaban en frases como -No tuve leche. -El bebé se quedaba con hambre y tuve que dar fórmula, -El bebé era alérgico a mi leche, -Tratamiento médico, etc. Con esto no estoy diciendo que esas razones no existan, sí existen pero son una pequeñita minoría que requiere de una valoración y examinación hecha por un profesional de la lactancia, cosa que dudo sucediera en la mayoría de las lactancias no exitosas. Estos casos son los que me llenan de coraje, urge actualizar a los profesionales de salud en este tema.

También existen las madres que lograron amamantar pese a los obstáculos pero las condiciones de sus vidas las orillan a abandonar. Están las que trabajan y las que se quedan en casa. El común denominador: ninguna la tiene fácil.

Por un lado, la mujer trabajadora requiere una reforma a las leyes, para que la legislación pueda velar por el bienestar de su bebé. Esta reforma implicaría un periodo de incapacidad laboral más extenso que permita establecer la lactancia (40 días no son nada, mínimo se necesitan 4-6 meses). Las empresas necesitan apropiar políticas que apoyen a las madres lactantes con tiempos y espacios para amamantar y para la extracción. Al gobierno y a las empresas les conviene la lactancia pues un bebé amamantado es un bebé sano y un bebé sano reduce costos en materia de salud y productividad.

Por último quiero hablar de las mujeres que se quedan en casa. Que les toca criar en la soledad de sus departamentos, que además tienen que atender las labores de casa y aguantar opinólogos. Toda una receta para la la locura. Estas mujeres necesitan ayuda y una tribu que las apoye, que respalde su estilo de crianza, que no las juzgue y sí las escuche.

La lactancia en estos tiempos tiene un largo camino que volver a recorrer y digo volver porque la lactancia es algo de toda la vida, no es una moda ni una tendencia del movimiento orgánico-vegetariano-sustentable. La lactancia era la norma hasta que aparecieron los intereses de la industria farmacéutica y de consumo, quienes nos insertaron la imagen mental del bebé que toma biberón y duerme en su cuna toda la noche.

Pese a esto, se que el cambio empieza a gestarse, existe mucha información al alcance, cada vez hay mas profesionales preparados, grupos de mujeres en favor de la lactancia, en otros países las condiciones laborales empiezan a ser las adecuadas y lo mejor es que en las redes la gente empieza a apoyar, normalizar y concientizar. ¡Que vengan los verdaderos tiempos modernos para la lactancia!

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