La generación a la que tuvieron miedo de amar

La generación a la que tuvieron miedo de amar

Empecemos con un ejemplo. Si se te pierde un objeto y quieres que alguien más te ayude a buscarlo lo primero que tienes que hacer es describir el objeto. Pues en la búsqueda del amor a algunos adultos les pasa algo parecido; si en la infancia no se tuvo una experiencia y referencia positiva del amor será complicado encontrarlo después en la vida adulta. Se corre el riesgo de no reconocer al amor y confundirlo constantemente.

Si esto te hace algo de eco debes saber lo siguiente. Hace varias décadas que la crianza de los bebés y niños cambió a causa de la modernización. Pero no cambió para bien, a muchos abuelos, padres y madres les anestesiaron los instintos y la sensibilidad para criar. Fueron convencidos por mequetrefes de la conducta a adoptar un estilo de crianza estricto y autoritario, que ni se detuvieron a cuestionar, (ya saben, si lo dice un libro y un doctor no hay razón para no hacerlo). De estos seudoprofesionales de pacotilla aún quedan algunos que siguen dando conferencias y distribuyendo sus bestsellers como Estivill con su libro “Duérmete niño” o Rosemond con “Porque lo mando yo”, todos ellos pregonadores de miedos colectivos como:

-no cargues al bebé que se malacostumbra

-déjalo llorar, si no, no aprende a calmarse sólo

-más vale que duerma sólo o se volverá dependiente 

-tanta mamitis lo volverá débil

-la vida adulta es difícil, se tiene que ir acostumbrando desde chico

-si no lo castigas con mano dura se convertirá en un fracasado

-te está tomando la medida 

-etc.

Puras patrañas, está comprobado todo lo contrario. Es tristísima la cantidad de padres que atemorizados por malcriar,  privaron a sus hijos de vivir y experimentar el amor en su estado natural, lleno de compasión, empatía, comunicación, confianza, honestidad y equidad. Si aunado a esto, la relación amorosa entre los padres no es el mejor ejemplo, el niño construye un concepto equivocado del amor.

Algunos dicen haber salido victoriosos de estas infancias pero para otros las consecuencias van desde inseguridades, dificultades para dormir, trastornos alimenticios, problemas nerviosos, impulsividad, agresividad, etc. Este estilo de crianza no sólo afectó el concepto de amor, también otros como la ética y el respeto.

La propuesta para los adultos en búsqueda del amor es reconocer que el camino está en uno mismo; resignificando el amor, reconciliando y buscando procesos sanadores. Sólo cuando estamos listos, podremos vivir el amor de verdad, ese que construye y que impulsa, que saca lo mejor de uno mismo. 

La propuesta para la sociedad en general es comprender que los bebés y los niños son como esponjas que absorben como funciona el mundo. No les podemos enseñar valores, los tienen que vivir, no podemos explicarles como ser respetuosos tenemos que hacerlos sentir respetados. Somos sus modelos, asumamos la responsabilidad.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.