En la infancia nos cuesta medir el peligro y en la adolescencia más, pero durante la maternidad el detector de peligros y riesgos se activa al máximo.
Al convertirte en mamá descubres el talento del cerebro para imaginar situaciones catastróficas, accidentes aparatosos y cosas horripilantes. Ya quisieran los guionistas de terror las escenas que las mamás nos imaginamos entorno al bebé: que se nos cae de muy alto, que llega a la cocina y se le tira el caldo, bueno, ya no quiero seguir diciendo ejemplos, seguro las mamás que me leen saben a que me refiero.
Yo estoy segura que esta nueva paranoia, que llega a nuestras vidas junto con el bebé, es normal y representa la forma en la que nuestro instinto materno anticipa el peligro y se mantiene alerto a los riesgos que el bebé puede sufrir.
Podemos dejar que estas fantasías nos mantengan precavidas pero debemos evitar que nos llenen de miedo y angustia o en el peor de los casos, pensar tanto en ellas que terminemos atrayéndolas.
¿Cómo combatir este tipo de pensamientos para estar más tranquilas? -Mi propuesta es hacer exactamente lo contrario a decretar un pensamiento; cuando te asalte una idea terrible ¡a cancelarla!
Yo intento cancelar pensamientos negativos visualizando una imagen que para mi es muy poderosa, me concentro en ella y trato de pensar en cosas bonitas. Es una especie de de ctrl+z ó un toco madera.