El papá y yo teníamos claro, desde novios, que el nombre que llevaría nuestro bebé tendría que pasar varias pruebas. Desde antes fantaseábamos con nombres y sobretodo los poníamos a prueba de bullying.
La misma mañana que nos enteramos de nuestro embarazo elegimos los nombres, uno para niño y otro para niña. Me asombra lo rápido del consenso; me acuerdo que desde la ventana le grité:
-Si es niña, ¿te gustaría el nombre de Alondra? A lo que respondió –¡Sí!
Y así de sencillo fue como en menos de 24 horas de saber la noticia, el amor que llevaba en la panza tenía un nombre. Queríamos un nombre en blanco, ni en mi familia ni en la de él alguien se llama así. No nos recuerda a alguien en particular ni lo asociamos con algo. Creo que los bebés tienen derecho a empezar su vida desde cero, sin cargas familiares, ni cargos heredados, simplemente ellos.
El nombre nos encanta porque:
- Suena bien con sus apellidos.
- Sus siglas son decentes (ARZ)
- Es un nombre que va bien con lo que decida ser o hacer en la vida: -Dra. Alondra Rodríguez a quirófano, Srita. Alondra Rodríguez Zárate, Ing. Alondra Rodríguez, Alondra Rodriguez…
- Es fácil de dictar, tiene bajas probabilidades de causar errores ortográficos y le evitará la cantaleta: con acento, “b” de bueno, “h” intermedia, con “y” al final.
- Hasta el momento y donde vivimos el nombre no está asociado con alguna celebridad, personaje o producto.
- No encontramos algún chiste o burla potencial.
Tal vez no sea un nombre amigable con otros idiomas pero es congruente con su primer apellido hispano, seguro le cambiaran la pronunciación; Eiloundrua en inglés ó Alonda en japonés. Espero que a mi hija le guste el único nombre que le escogimos.
Por cierto, Alondra es el nombre de un ave y también significa protectora de la humanidad. Debo confesar que aunque falta un tiempo, me encanta probar nombres en mi mente para un futuro bebé.
Por Karla Zárate
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